Toxicidad



La carga emocional que tengo en este momento en los hombros, es una de las cosas más desesperantes que cualquiera podría tener. Toxicidad, gritos, me estoy ahogando. ¿Amigos? Contados con 3 dedos o quizá con dos y medio, ¿y cómo te sentirías tú al estar en un ambiente tan hostil? Cargas, cargas, más cargas sobre mis hombros; cualquiera que me lea en las redes, supondrá que lo tengo todo, verá mi faceta amarga, hater, jugadora, ¿sabrás tú lo que estoy pasando en este momento?


Necesito salir, airearme, cada vez que bajo a tomar aire fresco en la noche, es como si los pulmones me lo suplicaran, ¿un cigarrillo? Años sin poner uno entre mis dedos, aunque compré una cajetilla del convertible de Lucky Strike porque sé que en cualquier momento lo cojo. El ambiente hostil y desesperante donde me desenvuelvo, hace que huya, ¡corre! Y llegar es el peor momento al final del día, la puerta principal es el portal a una dimensión gris que desintegra tus sueños y motivaciones, es la bienvenida a una depresión alegre de recibirte con cordialidad.


Pieza blanca, pieza negra, y pieza roja, la roja agrede a la pieza negra y a la pieza blanca, ¿qué puede hacer la pieza negra salvo de tratar de mantener en equilibrio ambas piezas? Soportar las grietas por los golpes que le da la pieza roja, soportar el desprendimiento de la base, ¿podrá soportar o se va a derrumbar? ¿Va a sucumbir o se va a mantener?


La humareda tóxica va inundando las paredes, ventanas, cuadros, habitaciones, y yo simplemente ya no sé cómo seguir aguantándolo, mis pulmones no pueden seguir tolerándolo, es mucha presión, veneno sin antídoto, usted señor lector, ¿logra hacer una inferencia entre mis palabras? “Recoges lo que siembras” es lo que dicen, pero yo no he sembrado nada y estoy recogiendo el montón de heces de otras personas y tengo que soportarlo porque el umbral de la puerta es común entre nosotros.


La fortaleza, después de todo, es solo una palabra que no puedo aplicar en la práctica.

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