Catarsis

He estado últimamente inspirada para escribir, producto de mi lectura, de jugar con la consola de vídeo, del clima, de la situación del país, de miles de acontecimientos que me hacen tomar el teclado y comenzar a desenvolverme.

He estado recordando mi vida estos últimos meses, he estado dando un paseo a los dos últimos años, he estado navegando en mi mente durante todas estas noches de insomnio, haciendo instropección, recordando, transportándome, despertándome y cayendo en cuenta de la realidad. Durante todos estos desvelos diarios, que van desde las dos de la madrugada hasta las seis más o menos, he meditado y me he preguntado a mí misma, ¿se puede aún añorar y odiar al mismo tiempo? ¿Se puede olvidar? ¿Se puede detestar lo que una vez se deseó con tanta fuerza? Basándome en experiencias ajenas y propias, sin duda puedo responder un "sí" afirmativo a todas las interrogantes.

Un sitio vacío está situado a mi lado, "tu sitio", o "nuestro sitio", lo que sea, me le quedo observando y a veces lloro, a veces río de la ironía, a veces simplemente me volteo resignada, otras veces suspiro y lo observo toda la noche mientras me adentro en el portal de mis recuerdos, la mayoría de las veces cedo paso al líquido cristalino que humedece el iris de mis ojos y desciende hasta mi labio superior, todo esto mientras pienso: "¿cómo pudiste cambiar tanto?"

Observo a Rabbitcita, nuestra hija peluche, mantengo el ceño fruncido mientras la vuelvo a guardar en la gaveta de la mesa de noche, suspiro y veo el techo otra vez, detesto la situación, detesto las madrugadas, detesto pensarte, detesto quererte todavía, te detesto a ti al mismo tiempo por ser tan idiota y no darte cuenta de las cosas, detesto no tener con qué distraerme, detesto saber que si te escribo, recibiré una respuesta agresiva, porque siempre me has respondido de ese modo cuando piensas que eres la única persona que tiene la razón en todas las cosas y es imposible que aceptes una opinión ajena porque eso ya significa que quiero contradecirte o que dudo de tu palabra, detesto ahogarme dentro de mí misma.

Vuelvo a leer lo que escribes y sospecho nuevamente de que esté aconteciendo lo que sucedió hace muchos meses, tú debes saber de qué hablo. 

Llega la mañana y le da paso a un amanecer nublado que con el transcurso de las horas, va cambiando el tono blanco grisáceo para darle la bienvenida a un azul cielo que resplandece toda la ciudad y encandila mi vista cuando salgo de mi departamento, con suerte consigo distraerme durante todo el día hasta que la noche cae y se repite el ciclo.

Anoche fue a partir de las 2:13 de la madrugada...


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