Psicópatas con los que me he topado por Internet

El primer portátil que tuve me lo compraron cuando tenía 13 años, parecía que en mí había un talento nato por la tecnología, desde el primer momento fui adicta a ella. En aquel entonces, año 2008, la red social que estaba de moda era "Hi5", en Hi5 había grupos de las cosas que eran mis aficiones: videojuegos, libros, películas de terror, y todo ese tópico de cosas que a alguien de 13 años le parece interesante.

En un grupo conocí a quienes ahora son mis grandes amigos, Ignacio, quien ha estado 9 años en mi vida aguantándome absolutamente todo, gente de todo el mundo, gente de este país, gente de otras ciudades, gente variada con distintas culturas, costumbres. Entre esa gente, estaba "mi primer amor", pero no mi primer amor de verdad, sino mi primer amor adolescente, era de Ecuador, yo de Venezuela, naturalmente. Sin embargo, la gente pudiente siempre puede hacer todo tipo de cosas, y me sorprendió en la semana santa del 2010 con la sorpresa de que estaba en Venezuela, yo no le creía nada, pero sí, sí estaba, y nos vimos un 3 de abril a las 2:43 de la tarde en la terraza de Boleita Center, yo estaba hecha un lío de nervios, e hicimos lo que teníamos que hacer, mi graaaaaaaaan amor de Ecuador vino a Venezuela, estuvo un tiempo, y naturalmente yo era la persona más feliz del mundo con 15 años, pero las cosas se acaban, y por fortuna no resultó ser psicópata.

Pero no siempre he contado con esta suerte.

Creo que el caso que más me marcó fue en octubre de 2015.

Yo administraba un foro por Internet llamado "El Megaforo del gamer venezolano", y tenía a mi administración más de 2000 personas en aquel momento, se supone que el grupo era mío, el tópico eran los videojuegos de temática adulta, había muchas reglas porque no se podía hacer spam, en fin, yo quería que mi grupo fuera perfecto, y no un descontrol. Sin embargo, tuve una discusión política con el coadministrador y él me quitó la administración, es decir, me robó el grupo. La gran mayoría de gente se salió e incluso "mis seguidores" me abrieron otro grupo aparte al que llamé "For Players".

En For Players conocí a un tipo que se apodaba "Dan Maker", cuando le pregunté su verdadero nombre me dijo que era italiano, y se llamaba "Cesaro Danielle", me dijo que era egresado de Psicología en la UCV, y que trataba a pacientes esquizofrénicos, tenía bastante dinero, vivía en los Naranjos, era pelirrojo y tenía una barba tipo vikinga -en su foto de perfil solo se le veía el pelo rojo-, además de un léxico que te sabía envolver, desgraciadamente, a mí me supo envolver porque parecía que sabía lo que estaba diciendo, y diariamente hablábamos, es decir, yo soy muy exigente cuando le ofrezco mi trato a una persona, porque no me suelo relacionar con muchas, así que a la persona a la que yo le estuviera dando MI trato, es porque yo la consideraba 'especial' dentro de muchas generalidades que considero aburridas. Me dijo que su madre era psiquiatra y ambos trataban pacientes con distintas patologías.

A todas estas, yo estaba atravesando en ese momento por ciertos problemillas nerviosos, y me ayudaba hablar con él, así que le dije:

"Vamos a vernos".

Pero yo no tenía ningún tipo de intención sexual y mucho menos amorosa, y él lo sabía, porque yo estaba atravesando en ese momento una ruptura muy fuerte para mí, y esta ruptura se ligó con problemas nerviosos que comencé a padecer.

El famoso "Dan Maker" conoció por chat a mi mejor amiga, Nathalya, y ella desde un principio me dijo que aquel sujeto no era lo que decía ser, pero yo le mostraba las conversaciones enteras y hasta ella misma se confundía, porque sí parecía ser lo que decía que era. Sin embargo, cada vez que le decía al hombre para vernos, pero que estaría Nathalya, él ponía quinientas excusas para no quedar, recuerdo que estuvimos esperándolo en la Plaza de los Palos Grandes y nunca llegó.





Nathalya es la persona que más me ha cuidado desde que la conocí, digamos que detesta cada persona con la que me relaciono, solo que esta vez tuvo razón, porque mientras yo seguía hablando con aquel tipo, ella estaba haciendo la tarea silenciosa de investigarlo, porque mi mejor amiga y yo somos un par de psicópatas y siempre investigamos a la gente por Internet, es decir, la red es un mundo amplio de posibilidades, en la red puedes encontrar todo lo que quieras, puedes hacer todo lo que te plazca, solo que a mí no se me ocurrió.

Así que un día me cité con Dan Maker en una terraza a eso de las 8:00 de la mañana, y no llegaba, me parecía extraño, hasta que un tipo bastante RARO apareció, era solo poco más alto que yo, pero bastante gordo, el peso me da lo mismo, es solo que su estilo me perturbaba. Vestía completamente de negro y llevaba una especie de ¿abrigo hasta los pies? En serio, parecía de esos secuestradores de las películas de Hollywood, además de un pelo súper graso, marrón, y una cara llena totalmente de acné, ¡lampiño! Nada de barba, ni un pelo, supongo que la barba de la que se jactaba también era ficticia.

Era Dan Maker

Afortunadamente sé cuándo tengo que poner cara de póker, así que no dije nada, lo traté como lo más normal del mundo, como si no me hubiese dado cuenta de que la foto que tenía no era de él. En ese momento, Nathalya comienza a llamarme compulsivamente por teléfono, pero no le atendí, así que leí un mensaje donde simplemente me escribía "pregúntale si conoce a Santoro", y yo más extrañada que nunca porque no sabía quien era Santoro, pero igual le pregunté, y me dijo "no, ¿quién es Santoro?"

Santoro no es ni más ni menos que el director de la escuela de Psicología de la Universidad Central, donde él supuestamente era egresado, yo en ese momento no lo sabía, pero Nathalya ya tenía la olla montada, me impresiona la astucia de esta mujer, ¿como es que no me caso con Nathalya? Ah, que es insoportable, se me olvidaba si estás leyendo esto, igual te amo, amiga bella hahahaha

Así que la conversación con aquel hombre frente a mí era de lo más incómoda, no me miraba a la cara, tenía unos ojos horribles porque eran demasiado pequeños, y encima yo estaba muerta de aburrimiento. Él me buscaba rozar, buscaba tener cualquier tipo mínimo de contacto físico del que yo estaba incómoda, me intentaba tomar la mano y yo le decía "ya suéltame", me buscaba tocar el hombro, y en un momento determinado me vio estresada en unas escaleras mecánicas, se puso detrás de mí para hacerme un masaje en la nuca, sí, un puto masaje con esas manos tan asquerosamente sudadas, obviamente reaccioné mal, porque yo nunca me quedo callada, y le dije "joder, ¿me puedes dejar de tocar?", y su excusa era "para que me relajara", vale, si quiero relajarme cojo un vibrador, no me jodas, además, me hizo brindarle el desayuno. Yo no brindo a casi nadie, indistinamente de si es hombre o mujer, soy detallista con quien me nace, pero él me hizo pagar su cuenta porque no traía dinero, ya que se le quedó la tarjeta porque era peligroso salir con ella, porque "tenía mucho", con esa cara de limpio, vaya que lo dudo.

Después de la mañana más incómoda del mundo, llegué a mi casa y hablé con Nathalya, quien ya me tenía listo una especie de "olla montada" de la que yo nunca me habría imaginado.

Cessaro Danielle se llamaba en realidad César Daniel Ubán, quien nació en Guarenas, nunca ingresó a la Universidad Central de Venezuela, estudió en el IUTA y egresó como técnico superior, nunca sacó la licenciatura, su madre no era psiquiatra, era profesora, y estudió Educación en NUESTRA universidad, decía claramente en Internet "Educación en Universidad José María Vargas", mi cara era un poema, no tenía ninguna otra nacionalidad, muchísimo menos italiana, ¿con esa cara de artesanía preshipánica qué va a estar siendo italiano? Su cédula era venezolana. Vivía en una zona fea de Guarenas, y no tenía ni un duro en la cuenta bancaria.



Todas estas informaciones completamente verificables en el mundo de Internet, porque la red es lo más amplio que existe si sabes donde buscar... 

Y cómo buscar.

Lo que más me dio coraje en ese momento -aunque ahora me mate de la risa- fue la explicación que nos dio.








Continuamos 'dejándolo en la calle' hasta que finalmente opté por bloquearlo de absolutamente todas mis redes sociales, el último mensaje que me envió antes de que lo bloqueara fue que estuvo observándome mucho rato antes de aparecer en la terraza, es decir, ¿él llegó tarde porque estuvo viéndome? Menudo perturbado social. Agradecí a mi instinto paranoide al momento en que me despedí de él cuando nos vimos esa mañana, ya que le dije que tenía que ir hacia al oeste para irme a mi casa, y así fue, me vio yéndome al oeste, pero lo que hice fue dar la vuelta entera en un punto donde él ya no podía verme, y regresé vía este, además de esto, contaba con la fortuna de que yo estudiaba en una sede distinta a la que él creía, porque él pensaba que yo estaba en los Dos Caminos, y realmente estaba en Chacao, nunca quise aclararle la información. A partir de ese momento tracé rutas distintas en mi rutina, un día cogía el tren, otro día cogía el bus, otro día cogía taxi, otro día salía por una entrada distinta en mi edificio, otro día me llevaban, y así iba, porque aquel tipo me asustaba.

Y como este, tengo otras experiencias, pero ya depende de ustedes si quieren que se las cuente, coméntamelo por Twitter!




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