Soy intolerante.

Soy intolerante a la gente impaciente, a la gente estúpida, a la gente que camina lento en la calle, a la gente que busca la tarjeta en la cartera ya cuando está en el cajero, a la gente que se atraviesa en el supermercado, a las cajeras que conversan con otras cajeras mientras hacen su trabajo. Soy intolerante a la gente que dice cosas demasiado obvias o estúpidas para mi gusto, a la gente que chancea, a los hombres que me agregan solo porque me vieron comentando en alguna página de videojuegos y por eso ya creen que pueden intentar conocerme. Soy intolerante a los profesores que no llevan marcadores, al que atiende y te da algo diferente a lo que pediste, al que no utiliza la luz de cruce mientras conduce su vehículo, al que se salta los torniquetes del metro o te empuja para poder entrar.




Soy intolerante al mediocre, al que se copia en un examen, al que ríe mientras saca su teléfono en un final, al que llora porque va a reparar, al fanfarrón que dice “me regalaron dos puntos y pude pasar”, al que se alegra por sacar 10 y “lo demás es lujo” dice afirmar, al que habla en clases, al que ingiere alcohol en la universidad. Soy intolerante al que me hace esperar, al que llega tarde, al que se le olvida llamar o avisar. Intolerante al que no recoge la caca de su perro.




Soy intolerante al que ríe ante la trampa, al que se burla de las leyes y al peatón que irrespeta los semáforos. Soy intolerante al conductor del autobús que frena de repente, que acelera mientras subes, que se detiene a recoger a cada pasajero que vea así no esté en una parada.




Soy intolerante a todos los establecimientos que solo venden gaseosas, ¿y si quiero agua? ¡Pues tomas Coca~Cola! Intolerante al empleado que no conoce lo que vende: “¿tienes un cable micro USB?” y va a preguntar qué es eso. Soy intolerante al que menosprecia al mesonero: “niño ven acá”, con un tono despectivo. Soy intolerante al farmacéutico que se escuda tras la escasez para no atender a los clientes: “no, no hay” y estaba en el anaquel de enfrente.




Soy intolerante al metalero mal bañado, ¿escuchas rap o hip hop? “eres un malandro”. Soy intolerante al que escribe a cada rato “¿qué haces?” “¿qué haces?” ¿”qué haces?”




Soy intolerante al dueño descuidado que publica por redes sociales “se escapó mi mascota cuando abrí la puerta de la casa”, eso te pasa por retrasado. Soy intolerante al que responde monosílabos, si te estoy hablando, ¿te cuesta contestarlo?



Soy intolerante a la madre que golpea a su hijo, al padre que lo cohíbe de jugar con muñecas, a la tía que critica y solamente se queja. Soy intolerante al homofóbico, al racista, al pedófilo, al zoofílico, al mujeriego, al que comete adulterio.






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