Costumbres.

Me he acostumbrado a estar sin ti.
Incluso en mis peores momentos, ya no recurro a ti como solía hacerlo, recuerdo cuando eras el refugio a todos mis pesares, recuerdo como eras la primera cosa en que pensaba cuando me levantaba y me acostaba, recuerdo que estaba acostumbrada a esperar que te durmieras o llegaras a tu casa. Recuerdo la costumbre de escribirte todas las mañanas, de esperar que contestaras, de revisar a cada segundo una nueva alerta del móvil. Recuerdo que estaba acostumbrada a navegar entre el iris rojizo de tus ojos, verlos me fascinaba, no despegarte la mirada  me gustaba aún más. ¡Cómo olvidar la costumbre enviarte fantasmitas de WhatsApp! De ver en Google Maps la distancia de mi casa a la tuya, porque el camino siempre lo memoricé en mi cabeza. Todas esas costumbres fueron acabándose poco a poco y reconstruyendo una nueva Andrea. Un poco seca, un poco ácida, un poco realista...
Sin embargo, hay unas costumbres de las que aún no he podido deshacerme. 
Preocuparme por ti.
Pudimos haber peleado, discutido, diferido, así me hayas tratado como lo hayas hecho, no puedo evitar no estar pendiente cuando siento que puedes estar en una situación de riesgo, no puedo evitar ser molesta y escribirte o llamarte preguntando "¿todo bien?".
Querer abrazarte.
Diablos, eso me pasa todo el tiempo, usualmente la mayoría de las veces que como algo y quedo llenísima. "Panzoneada", como solíamos decirle. Era costumbre abrazarte en el carro después de comer, abrazarte en tu cama, abrazarte en la mía, era costumbre sentir esa paz tan característica que un día sentí, porque no puedo describirlo como otra cosa, era paz, era una sensación de plenitud indescriptible. El mundo se podía acabar y eso a mí no me importaba porque te tenía a mi lado... El día que vuelva a sentir esas emociones dentro de mí, quizás ocurra por algún milagro.
Me siento muerta y a la vez sensible, ¿tiene sentido?
No he perdido la costumbre de dormirme pensando que te abrazo, no sé porque se me es más fácil conciliar el sueño de esa forma, siéndote sincera, son costumbres que quisiera no... Sentir demasiado, porque me entristece, yo sé que nada de lo que pueda anhelar va a regresar, y en caso de que regresara, no sé si estaría dispuesta a correr el riesgo de eso.
Sufrí demasiado alguna vez hace muchos meses, mi propio recuerdo de dolor, me duele todavía.
Me preguntaron si aún te amaba, no supe que responder a eso. La misma frase de "te amo", me produce un pavor horripilante, me da miedo, pánico, el día que vuelva a decirla, ocurrirá por un milagro.
Quizás después de escribir esto, me doy cuenta de que todavía tengo ciertas costumbres que no he podido quitarme, no sé si eso sea imprudente de mi parte, de todas maneras, el tiempo que transcurra irá trazando los actos y las emociones.
Puedo afirmar que te quiero, de eso sí estoy segura, y creo que siempre será costumbre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las democracias son el cáncer del mundo

Sola

Herida otra vez