Mi diagnóstico oficial de Esclerosis Múltiple

Nunca hubiera pensado que el día donde me sentara frente a la hoja en blanco, sería para escribir estas palabras.

Había quedado en Síndrome Clínico Aislado, había quedado en un episodio que no necesariamente podía volver a repetirse, se había planteado la posibilidad de Encefalomielitis aguda diseminada, porque mi cuadro neurológico comenzó semanas después de la vacunación. 

La punción lumbar había salido limpia, los potenciales evocados habían salido normales, todas las resonancias solo daban criterios para diseminación en espacio, y no en tiempo.

Pero sucedió.

Volvió a pasar.

No sé si el estrés fue un detonante, yo supongo que sí lo fue. Me he educado bastante al respecto, y el estrés tiene una incidencia muy negativa si tienes esta enfermedad. Tuve un estrés fuerte entre agosto-septiembre, y a finales de septiembre, comenzaba a ponerme rara.

Recuerdo haber bajado con mi mamá a buscar una mercancía que estaba llegando, y mientras yo bajaba las escaleras, tuve "una ráfaga de luz" a mi lateral derecho, fue algo muy extraño, así que me quedé extrañada, pero no le di importancia. Al día siguiente, cuando comencé a trabajar, tuve una sensación aún más rara: por qué tengo encandilamiento? O por lo menos, era la mala expresión que yo le otorgaba a lo que estaba sintiendo, porque realmente lo que tenía era agnosia. Se nublaban algunas cosas que no podía reconocer (todavía tengo el brote), y yo pensaba que "esos destellitos" que nublaban las letras (aún las nublan, pero menos), era por "encandilamiento". Recuerdo, también, haber documentado en mi WhatsApp el siguiente mensaje:



No pasaron ni 24 horas para que yo estuviera metida en una neuro-oftalmólogo, a quien le comenté de mi antecedente de lesiones desmielinizantes, el cual decidió ignorar. Pese a que mi nervio óptico estuviera perfecto, ella lo trató como "jaqueca con aura visual", como si acaso fuera normal que estés perdiendo el campo de visión periférico, y la capacidad para leer letras/dígitos, y eso sea atribuible a una "jaqueca", como si acaso el cerebro no tuviera lóbulos, como si acaso la vista fuera solamente el cable que ves cuando dilatas la pupila.

Pasaron los días, y yo sabía que algo no estaba bien en mí, así que mi neuroinmunólogo (especialista en enfermedades desmielinizantes), me dijo que tenía que hacerme una resonancia de forma urgente, la cual me hice, y la cual evidenciaban mis temores:

Nuevas lesiones, activas, y de paso grandes. 

Se confirmaba la diseminación en tiempo.

El día de ponerle un nombre y apellido distinto a lo que estaba sucediéndome, fue devastador para mí. Ya mi acompañante no se llamaba "síndrome clínico aislado", ahora mi acompañante estaba bautizado con el nombre de "esclerosis múltiple". 

Pasaron por mi mente miles de cosas: neurodegeneración, silla de ruedas, yo no quiero tener hijos, qué pasará en mi vejez cuando la soledad me acaezca? Y me dio pavor, porque la vejez de por sí siempre me ha dado pavor, ahora sumándole un añadido degenerativo, lo empeoraba todo.

Pasar la enfermedad en soledad, me devastaba aún más.

De todas maneras, pese a lo anterior, yo siempre he sentido que voy a morir joven. Yo no visualizo a una Andrea llegando siquiera a los 60 años, porque yo siento que vine a aprender algo, y siento que cualquier lección que la vida me esté dando para que mi energía atrapada en un corpus se convierta en energía liberada, será una lección que no tomará mucho tiempo. Desde pequeña lo he sentido así, y desde siempre he tenido la convicción de que soy un alma vieja que se irá pronto.

No sé si ustedes creen en el alma, pero tengo la convicción interna (porque es algo que siento), de que he pasado por múltiples reencarnaciones, y que en esta necesito aprender algo, que todavía no descubro qué es (aunque tengo ciertas presunciones).

Solo espero que la Esclerosis Múltiple transforme aspectos de mi vida hacia lo positivo, como le ha pasado a muchas personas, porque esto es un golpe que tú recibes, pero comienzas a reestructurar muchas cosas de ti, como comencé a hacer desde el diagnóstico.

Solo espero que sea como siempre dice mi madre: "que la Fe sea más grande que tus miedos".

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